En los ríos y selvas cercanos hay pirañas y anacondas, pero los verdaderos problemas de Cristiano Ronaldo estarán a las 19 dentro de una cancha de fútbol. Todo sucederá en pleno Amazonas, inusual escenario para que la temporada no se le hunda al mejor jugador de 2013, que lucha por la supervivencia. Si lo logra, significará que él y su Portugal, superaron el duro desafío que plantea Estados Unidos.
“Cristiano estará al 100%”, aseguró en la previa del choque Helder Postiga, suplente en la catastrófica derrota de 4-0 ante Alemania en el debut, pero probable titular hoy ante la lesión de Hugo Almeida. “Portugal suele tener respuestas positivas ante los partidos decisivos”, añadió Postiga, que quisiera ver a su equipo con el espíritu de la serie de repechaje ante Suecia.
Aquel fue el mejor momento de la selección dirigida por Paulo Bento, un 4-0 global sobre el equipo de Zlatan Ibrahimovic. Y no casualmente coincidió con el mejor Cristiano, autor de los cuatro goles en el play-off a doble partido. Esa gran actuación se dio poco antes de que el delantero de Real Madrid ganara su segundo Balón de Oro, un premio que tiene entre ceja y ceja y que lo hizo llorar sobre el escenario en Zúrich. Luego llegaría el título de la Liga de Campeones en Lisboa, en lo que parecía un camino ideal hacia el tercer Balón de Oro, no en vano su rival directo, Lionel Messi, cumplía su peor temporada en años.
Pero el brillo de los éxitos ocultaba los problemas físicos de “CR7”, que en su obsesión por romper récords de goles -logró el de la Liga de Campeones, con 17- forzó una rodilla que reclamaba descanso. Así, en la concentración de Campinas, en las afueras de San Pablo, la estrella lusa se mueve con un compañero invariable: un vendaje en la rodilla izquierda.
“Cristiano está al 100%”, insisten sus compañeros, insistencia bastante llamativa para un equipo diezmado por las lesiones y que siguió el choque entre Alemania y Ghana en Fortaleza, por el Grupo G que comparten.
En realidad, los lusos se presentan diezmados porque no sólo les falta Almeida. En la defensa llega muy justo Bruno Alves, con una lesión muscular, no podrá jugar Pepe, expulsado ante Alemania, y Fabio Coentrao, que se quedó fuera del Mundial por lesión. El arquero titular, Rui Patrício, también es baja.
Del otro lado, Estados Unidos aparece como un equipo convencido de que está en Brasil para ser protagonista. “Nos gusta el desafío”, aseguró Michael Bradley, veterano mediocampista de la dirección dirigida por el alemán Jürgen Klinsmann. “Comenzamos bien y queremos otro buen resultado”, añadió Bradley, consciente de que si al 2-1 sobre Ghana del debut le suman otra victoria, él y sus compañeros estarán prácticamente en octavos y Cristiano quizás rumbo a unas prematuras vacaciones.
Los 30 grados y alta humedad que se esperan en el Arena Amazonia de la ciudad ubicada en el corazón de la mayor selva del planeta, contrastarán con el frío de los últimos días en San Pablo, la zona en la que se alojan tanto portugueses como estadounidenses.
“Se trata de un partido del Mundial, eso no juega ningún papel”, aseguró el delantero Chris Wondolowski, probable reemplazante del lesionado Jozy Altidore. “Pero estamos muy bien preparados”, aseguró para despejar las dudas.
Recordando la historia, la frase bien podría generar ciertos escalofríos en los portugueses, que ya saben lo que es irse eyectados de un Mundial con una derrota ante Estados Unidos en el camino. Eso sucedió en Corea/Japón 2002, un 3-2 de los norteamericanos sobre un equipo luso en el que jugaba su actual entrenador, Paulo Bento.
Aquel Portugal de Luis Figo y Rui Costa era un equipo incluso más fuerte que el actual, pero siguió las etapas decisivas del Mundial por televisión.
Entonces claro, a Cristiano Ronaldo, acostumbrado a golpearse el pecho y gritarle su poder a rivales y espectadores, no le queda otra: tiene que ser el rey de la selva, y rugir como un león.